Este será mi último informe antes de que lleguemos a nuestro destino. Hemos colocado los dispositivos automáticos y estamos a merced de los computadores. Mis compañeros duermen profundamente dentro de las cámaras. Yo me acostaré enseguida. Dentro de una hora hará seis meses que partimos de Cabo Kennedy, seis meses en el profundo espacio. Es decir, según el sistema solar, según la teoría del Doctor Hasslein sobre el tiempo en un vehículo que viaja casi a la velocidad de la luz la Tierra ha envejecido cerca de setecientos años, en tanto que nosotros apenas hemos envejecido. Puede que así sea. Lo más probable es que los hombres que nos ordenaron hacer este viaje hayan muerto y desaparecido. Ustedes, los que me escuchan ahora son de otra generación, y espero que mejor que la nuestra.
No siento tener que dejar atrás el siglo XX. Pero hay algo más aún. Si alguien me escuchase, no se trata de nada científico, es totalmente personal: visto desde mi asiento, todo parece muy distinto. El tiempo pasa y el espacio no tiene límites. No existen las personas ni el yo. Me siento solo, totalmente solo. Decidme: ¿acaso los hombres, esa maravilla del Universo, esa gloriosa paradoja que me ha mandado a las estrellas, siguen combatiendo contra sus hermanos? ¿dejando morir de hambre a los hijos de sus vecinos?
Este extracto del principio de El planeta de los simios, se lo dedico a los que han destruido y destruyen, a los que han participado alguna vez de las grescas y trifulcas pero en cambio se han callado en los momentos en que hubieran venido bien unas palabras de aliento o de ánimos. Como al final de la película dice el propio Taylor: "maniáticos, la habéis destruido". Eso, maniáticos. Con lo fácil que hubiese sido desde siempre disfrutar de todo lo bueno que nos aporta la vida.
1 comentario:
...con lo fácil que hubiera sido...
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